Estrenos: Expediente Warren: The Conjuring



EXPEDIENTE WARREN: THE CONJURING (Estados Unidos, 2013)

Dirección: James Wan
Guion: Chad Hayes, Carey Hayes
Música: Joseph Bishara
Fotografía: John R. Leonetti 
Reparto: Vera Farmiga, Patrick Wilson, Lili Taylor, Joey King, Ron Livingston
  
Hacer una crítica de una película de terror viene a ser como ir a un parque de atracciones, salir, y preguntarte si las experiencias han sido trascendentes en tu vida. Bueno, lo mismo en la montaña rusa has besado a la chica con la que vivirás, tendrás hijos y de la que te separarás, pero, si no es así, poca trascendencia más va a haber.
Con las películas de género, y en concreto con las de terror, la cosa funciona más o menos así: te sientas en la butaca del cine, pasas un miedo morrocotudo, sales a tomar algo, tienes las típicas conversaciones posvisionado de película de miedo, en las que compartes con tus amigos las experiencias paranormales que habéis tenido en la vida (la abuela que se te aparece en un sueño, ataviada de blanco con una rosa roja, y luego, por la mañana, va tu madre y te dice que es su cumpleaños) y ya está, para casa.


Como habréis podido observar Expediente Warren: The Conjuring está el apartado de Estrenos, porque le toca, al ser de 2013, y también en el de Productos perecederos, aunque quiero dejar claro que esto no significa que la película sea especialmente mala, hay que reconocer que cumple con su objetivo de asustar a los espectadores y hacerles disfrutar de una hora y media de entretenimiento, sino, más bien, que probablemente mi hijo, que ahora tiene cinco años, no la vea cuando sea adolescente o cuando se acerque, si es que el chiquillo sale cinéfilo, a películas como El resplador de Kubrick o El exorcista de Friedkin.

Hablé de los géneros cuando comenté Django desencadenado, de Quentin Tarantino, y de cómo se tiende, en demasiadas ocasiones, a usar las formulas como elementos con valor propio, cuando en realidad deberían estar integradas en el objeto artístico. Con esta película pasa algo parecido: el marco estilístico encorseta la obra y hay una profusión de clichés que no dejan sitio a las ideas. Creo que las fórmulas son imprescindibles cuando se hace cine de género, pero lo importante es que se usen como elementos de caracterización, que dejen vía libre a la creación de una superficie donde desarrollar una historia y donde construir unos personajes que impregnen al espectador.

Se suele valorar en este tipo de cine que la tensión esté bien dosificada, considerando, la mayor parte de las veces, que esto ocurre cuando hay un accelerando constante en la velocidad del montaje. Pero el ritmo se estructura a varios niveles, y que un director intensifique la velocidad con los cambios de planos y la sucesión de eventos, no necesariamente genera más tensión ni modifica el ritmo, ya que este último está ligado también al flujo narrativo. James Wan lo intenta, trata de llevar varias líneas argumentales paralelas, saltando de una a otra para cambiar el tempo e intentando que confluyan en el desenlace, pero como ha adelgazado tanto las tramas y convertido los personajes en meros estereotipos (es decir, ha supeditado, eclipsándola, la narración a la acción), el ritmo que pretende conseguir se le diluye entre las manos. Finalmente, el director se ve abocado a los fuegos de artificio del montaje rápido, donde parece que suceden muchas cosas en poco tiempo, aunque el suspense, esa sensación de tensión no resuelta que hace que el espectador siga con interés el argumento, haya desaparecido desde la entrada del segundo acto.

Por otra parte, y estos son algunos de sus aciertos, se agradece que Wan haya tenido el buen gusto de no llenar de casquería la película, de generar inquietud en el espectador con elementos sencillos que sugieren más que muestran, y de usar con relativa moderación los efectos visuales.

Si quieres ir al cine a entretenerte y te gusta el género de terror, subgénero híbrido de casas encantadas más exorcismo, Expediente Warren: The Conjuring es una buena e intrascendente opción: se disfruta durante el visionado y se olvida nada más salir de la sala.

Manuel Escudero

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