Sesión continua: Emboscada (1959)



Emboscada
Título: Yellowstone Kelly
Director: Gordon Douglas
Guión: Burt Kennedy
Música: Howard Jackson
Fotografía: Carl Guthrie
Reparto: Clint Walker, Edd Byrnes, John Russell, Ray Danton, Claude Akins, Rhodes Reason, Andra Martin, Gary Vinson, Warren Oates
País: Estados Unidos
Año: 1959
Duración: 91 min.

Una de indios
El comentario a esta entretenida película de aventuras, indios, soldados y tramperos surge como una deuda pendiente con mi infancia, en una época en la que todavía había sesión continua en casi todos los cines y una televisión con sólo dos canales (o uno y medio) pero con una programación de cine mucho más exigente que la actual. Inolvidables son aquellos sábados con “Sesión de tarde” a las cuatro, presentada con la voz inconfundible del gran Alfonso Sánchez y luego, para rematar la faena, a las diez de la noche “Sábado cine” -cuando no había que madrugar al día siguiente porque todavía nos quedaba, si no París, al menos el domingo- con un largometraje que solía hacer honor a su nombre, hasta bien pasadas las doce o hasta la una. Recuerdo que fue en una de aquellas primeras tardes -un mes de marzo de 1970- (no es memoria de elefante, tan sólo me he tomado la molestia de comprobarlo) cuando se emitió un pase de esta película, precisamente en el programa de sobremesa “Sesión de tarde”. Al final, tras haber esperado con suma impaciencia durante toda la semana, quiso el destino -es una forma de hablar- que me quedase sin verla. Tuvieron que pasar muchos años para que “Emboscada” y yo nos volviésemos a encontrar y, aunque ya se había transformado aquella mágica ingenuidad de tiempos lejanos, la ilusión volvió a ser la misma.

Tendréis que perdonarme (o acaso no, estáis en vuestro derecho) esta introducción biográfica que probablemente no interesará a nadie pero que me parecía necesaria para explicar el porqué de mi elección y al mismo tiempo para recordar un tiempo irrecuperable en el que el cine era ya una aventura indescriptible.
Gordon Douglas no es un director extraordinario pero sí un estimable realizador que abordó todos los géneros y que nos dejó un buen puñado de películas magníficas -recordemos la excelente El detective (The Detective, 1968)- a menudo injustamente relegadas. Dentro del género del western, "Río Conchos" (1964) o “Chuka” (1967) son más que notables. Otras, de inferior calidad pero muy apreciables, son “Quince balas” (“Fort Dobbs”, 1958) y esta interesante y entretenida “Emboscada” (“Yellowstone Kelly”, 1959) que comentamos hoy.
La película tiene todos los ingredientes del western de aventuras: ataques indios, soldados de la Unión (yankees, para entendernos), tramperos, drama, amor, amistad... A pesar de ser una película de bajo presupuesto, está rodada en exteriores dotando de gran significado al paisaje. El barco de vapor que se acerca por el río al inicio de la película y la salva de tres disparos, jalonan y enmarcan una historia que transcurre a lo largo de un año, de estación a estación, de salva a salva, de barco a barco; sólo sus personajes sufren un cambio esencial. La relación entre Clint Walker (recordemos a este hercúleo actor, que también trabajó para Douglas en la anteriormente citada “Quince balas” y fue el intrépido protagonista de la famosa serie de televisión “Cheyenne”) y Edd Byrnes quedará para el recuerdo, en sus diálogos, en sus miradas y en sus silencios. Sin duda, Byrnes (Anse Harper) es el personaje más conmovedor de la película y, de un modo explícito o tácito, el que con-mueve a los demás.
Yellowstone Kelly/Clint Walker, un trampero solitario habituado a internarse en territorio sioux, rechaza en un principio la compañía ofrecida por Anse, un joven huérfano de mirada melancólica. Tras una pelea con una panda de díscolos unionistas, Anse le demostrará su valor y su lealtad, y terminará por convertirse en su inseparable compañero de aventuras. Ante los temores del joven por realizar una incursión en un terreno tan peligroso, dominado por los sioux y su gran jefe Gall, Kelly razona de un modo expeditivo:
“Si quieres buenas pieles tienes que ir donde está la caza. Donde está la caza, están los indios”.
 Su sentido del deber y su respeto a los nativos le lleva a rechazar la oferta del ejército de la Unión para guiarles hasta los indios y expulsarles de sus propias tierras. Por otra parte, la bellísima Andra Martin -que también trabajó para Douglas en "Infierno bajo las aguas" (“Up Periscope”, 1959)- encarna a la india arapahoe de ojos azules Wahlleah (la luz del cielo en verano), disputada por el jefe Gall y su sobrino Sayapi, un guerrero vanidoso dominado por el odio hacia los blancos. Esta relación “a tres” se amplia “a cinco” con la aparición del trampero y su joven amigo creando una compleja y atractiva relación de amor, odio, amistad y fidelidad. Es intensa y magnífica la escena en la que Anse decide a ayudar a la chica para que huya y se reúna con su pueblo. Su cruel sacrificio originará que los hechos se precipiten.
“Emboscada” es una pequeña película, rodada con pocos medios pero con encanto y profesionalidad. Los bellísimos paisajes naturales le confieren un innegable atractivo, con sus bosques, sus montañas escarpadas, sus espacios abiertos y el río. Éste, marca la linde entre la civilización y el mundo desconocido, entre la guerra y la paz, la vida y la muerte. Cuando el estúpido y ambicioso capitán del ejército de la Unión pretende cruzar el río en persecución de los sioux, Yellowstone Kelly le espeta:
“Se lo vuelvo a repetir. En este lado tiene problemas. En el otro, es hombre muerto”.
Es interesante, también, la presencia en el reparto de algunos actores singulares: Claude Akins como el pendenciero que origina la pelea con Kelly (aparte de su extensa filmografía, igualmente recordado como el inolvidable Sonny Pruitt de la serie televisiva “En ruta”) o un jovencísimo Warren Oates que hace de soldado. Pero no debemos olvidar la interpretación del taciturno e imponente gran jefe Gall por John Russell (recordemos, entre otras, su magnífica aparición como el terrorífico comisario Stockburn en el western tenebrista de Clint Eastwood “El jinete pálido”).
Estos elementos, además de una inspirada –aunque repetitiva-   partitura y, sobre todo, una firme estructura narrativa que se mantiene consistente hasta el final (Douglas era un hábil narrador de historias que no dejaba detalles sueltos o escenas mal resueltas nunca), hacen de “Emboscada” una película para disfrutar. No os puedo aconsejar que hagáis un esfuerzo especial para verla, pero si os gustan las películas de indios y se os presenta la oportunidad, no la dejéis pasar de largo. “Emboscada”, como muchas otras películas del género, es un eslabón necesario en esa cadena ruda, seca y concisa, a veces brutal pero siempre apasionante que conforma la historia del western.

César Ureña Gutiérrez

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