Estrenos 2017: Colossal

Colossal (USA, Canadá, España y Corea del Sur, 2016)
Guión y dirección: Nacho Vigalondo


El efecto mariposa


            En la tradición védica se castiga al monje que se equivoca en la recitación de los textos sagrados porque se asume que esa distracción pone en peligro el equilibrio del universo. Puede tratarse de una superstición, pero el principio subyacente no repugna a la racionalidad más atrevida: cada acción individual resuena en el cosmos. Nuestras flaquezas, nuestras ansias, nuestros logros hallan eco inmediato en cualquier región del planeta, porque son substancialmente los mismos. Todos los seres formamos parte de esa armonía cósmica que vislumbraron los pitagóricos y que a veces se expresa de manera insospechada como en la película de Nacho Vigalondo, una película que ya es aclamada por la crítica como la mejor que ha dirigido.

            Destripar el desenlace de esta fábula moral recién estrenada sería delito de lesa cinefilia. Baste decir que la comedia inicial deviene en tragedia, que la flaqueza humana personificada en la protagonista tiene un potencial redentor incapaz de ser apreciado por sus compañeros de aventura, un conjunto patético de varones en diferentes modalidades: impositivo, pusilánime, psicópata. ¿Quién no se ha emborrachado alguna vez, muchas veces? ¿Quién, sin embargo, es capaz de reconocer ese estado de enajenación como una amenaza al orden mundial? Nacho Vigalondo se lo ha planteado en esta película como metáfora, disponiendo dos personajes antitéticos que, por supuesto, van más allá del alcohol ingerido para adentrarse en el terreno de la empatía. Uno de ellos va a ser ingerido por el monstruo que alberga en su interior, otro, la heroína, adoptará la piel de monstruo para reconciliarse con el mundo.
            La ciencia ficción obra el prodigio de encadenar ciertos hechos puntuales sucedidos a miles de kilómetros de distancia, en Estados Unidos y en Corea del Sur. La trama central es bien conocida y se ha publicado en todos los medios. Pero Vigalondo la utiliza como punto de partida para trazar diferentes itinerarios vitales y para permitirnos asistir a una transformación gradual en los mismos, casi imperceptible al principio, en el caso de Óscar (magnífico Jason Sudeikis), implacable y ciega, en el de Gloria (Anne Hathaway), sembrada de dudas, pero guiada por el sentido común. La transformación que se opera en ésta es subrayada por el cambio de registro interpretativo, desde el exceso de muecas y, quizá, sobreactuaciones, hasta el aplomo y determinación del último tramo de la película, lo que permite a la actriz hacer gala de incontables matices. También se cuenta en la cinta, en sucesivos flashbacks, el origen de los destinos enlazados de ambos que los van a llevar a interactuar en dos continentes a la vez.
            El director ha compuesto una fábula moral muy seria que los monstruítos orientales y el febril, aunque parco, andamiaje de la ciencia ficción apenas empañan. Gloria, la heroína, recuerda a esos personajes erráticos que atesoran virtudes en bruto, recuerda a Parsifal, recuerda a todos aquéllos capaces de enfrentarse al mundo cada día con ojos limpios, con la percepción vaga de ser una mota de polvo más, pero ineludible, en el tapiz de la existencia. Por eso consigue reconciliarse con el mundo. ¿También consigo misma? Atiendan al plano final para ver cuán flacos somos los humanos y cuánta perseverancia se necesita para poner orden en el cosmos.



Luis Robledo

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